viernes, 20 de noviembre de 2009

Alas de Águila


Aquellos que damos clases en los colegios secundarios nos llenamos cada día de las esperanzas de nuestros jóvenes. Ellos como los pichones de águila están emplumados y listos para salir del nido a explorar sus propias montañas y aventuras. Desgraciadamente vemos que muchos de nuestros aguiluchos emprenden vuelos equivocados y caen en tierra para picotear las sobras. Impulsados por malas compañías o por sus propias pasiones indomables se lanzan con fuerza a las drogas, al alcohol, al sexo desenfrenado, y caen pesadamente a tierra.

Queridos jóvenes miren el sol que existe en lo alto de sus nidos y lancen el vuelo hacia él. No se desplomen buscando salidas fáciles ni toquen el polvo de las tierras bajas, busquen la altura de las montañas donde la nieve es tan blanca, el agua tan limpia y la vegetación tan sana.

Nosotros las águilas mayores no entorpeceremos el vuelo que ustedes mismos deben emprender, pero podemos ayudarles a encontrar el camino propio, porque no existe el mismo camino para la Águilas. Cada una puede hacer el propio. Sientan el aire en sus alas y láncense a volar alto, siempre tendrán el nido para volver a cobijarse cuando quieran.

viernes, 23 de octubre de 2009

Siempre la esperanza


A veces los momentos tristes se hacen poesía que puede ser compartida, siempre en la noche de la vida queda una esperanza. Nuestro ser se desarrolla entre partidas y despedidas permanentes. Somos engendrados en un vientre que debemos dejar en nueve meses y lloramos al dejarlo aunque un mundo más humano nos espere. La muerte de nuestros seres amados, los amores amados e imposibles, la soledad en que nos encontramos a veces y otras tantas vicisitudes nos hacen permanentemente sacar el pañuelo de las despedidas y estrechar la mano en nuevos encuentros. Sin embargo, los nuevos encuentros deberán ser en algún momento nuevas despedidas. Recuerdo con fuerza el momento en que llevábamos a mi padre hacia el hospital la última vez y cómo presintiendo que no volvería a la casa que construyó él mismo, le tiró un beso para despedirse de ella. Fue su último adiós a su casa en la que vivió tan feliz junto a mi madre, en la que nacimos nosotros, la que lo vio vivir una vida plena. Él partió hacia un viaje que, más temprano que tarde, deberemos transitar nosotros.
Comparto con ustedes un soneto que expresa algunas cosas que tiene que ver con esto.


Han pasado semanas y pasarán años sin que estés aquí,
Han pasado los tiempos y envolverán las sábanas duro porvenir.
Los medios se llenan de entonadas palabras,
los tugurios enseñan virtud en un pasquín, todo te recuerda...



La caja boba no alcanza, ¿Está tan cerca el principio del fin?
No hay melancolías que expresen los tonos lúgubres que hay en el jardín,
la casa vacía, la ropa que cuelga ahorcada de una percha,
sin cuerpo que la llene, solo aire que no huele a jazmín.



En la noche cerrada ya no quedan luces, las sombras, las nubes, el viento,
Todo tapa, las estrellas hermosas que brillaron allí,
Todo, absolutamente todo se ha ido... no está...



Mas no todo es triste, siempre una luz queda encendida y ardiendo,
La misma está dentro, aunque escondida profunda,
y arde con nostalgia esperando salir.



Gracias amigos del blog, por compartir conmigo estas cosas.

sábado, 10 de octubre de 2009

Un inicio y camino motivador para la Filosofía: comenzarla y transitarla desde los afectos


Hace muy poco tiempo en un colegio de enseñanza media pregunté ¿cuánto hacía que no miraban el cielo estrellado, o se detenían a admirar la naturaleza que los rodeaba? Para mi sorpresa la contestación fue una exclamación: - ¡Uh! ¡Muchísimo tiempo! Nuestros niños y jóvenes tienen contacto con la naturaleza, realizan deportes, salen de noche; pero no consideran importante detenerse a mirar el cielo, ni la naturaleza que los rodea. Para ellos no es una fuente desde donde comenzar a pensar profundamente.

¿Cómo despertar el interés por la filosofía como disciplina de estudio en nuestros niños y jóvenes? ¿Cómo lograr que el estudio sistemático de la filosofía no sea visto como la especialidad de unos locos sino de algo que sea necesario y significativo para la vida? De hecho nuestros niños y jóvenes no pueden dejar de filosofar como no pueden dejar de usar el lenguaje y las matemáticas aunque no estudien estas disciplinas científicas de modo sistemático. Nuestro ser latinoamericano puede ayudarnos a esbozar una respuesta. Teniendo en cuenta la prevalencia afectiva que tiene nuestra raigambre latina proponemos una filosofía que comience, se desarrolle y culmine en los afectos, tal como desarrollamos en nuestra tesis doctoral[1].

Nuestros niños y jóvenes llegan cada día al colegio con cargas afectivas muy fuertes e importantes, con experiencias buenas y malas que posibilitan una reflexión desde la sistematicidad filosófica. La irrupción del “otro”, tal como es, tal como se encuentra, una irrupción que transforma nuestro “yo” en un “nosotros”. En los filósofos antiguos la mirada inicial está puesta demasiado en los elementos del cosmos, de la naturaleza. Éstos causaron admiración a los presocráticos, a Platón, a Aristóteles y al mismo medioevo cristiano. Sin embargo, a lo largo de la historia de la filosofía y especialmente en la modernidad, la admiración ha pasado del cosmos al conocimiento. Nos admiramos del cosmos, nos admiramos de conocer al cosmos y nos admiramos de la misma capacidad de conocer. Quizá estemos en un momento histórico donde la admiración se admire de sí misma, de su propia capacidad de dar origen a la filosofía, la cual es propia de nuestra naturaleza humana. Scannone, en un artículo sobre La irrupción del pobre y la pregunta filosófica en América Latina”[2], refiriéndose al hecho de la irrupción del pobre, señala que en este caso el inicio de la filosofía no parte del ego (como en el “ego cogito” moderno), ni del kósmos -como en la antigüedad-, sino de los otros: históricamente de los pobres (en quienes precisamente se manifiesta la carencia injusta de kósmos). Es interesante notar en este comienzo la admiración ante el otro, lo asombroso se encuentra en la carencia, pero una carencia que no debería estar, que no debería ser, la semejanza con el otro y el amor hacia el otro, en este caso en cuanto pobre, hacen comenzar el pensamiento. Es la connaturalidad espirada con el otro la que da inicio al filosofar.

Nuestro pensamiento, desde la connaturalidad, toma una misma senda en este razonamiento, pero no se detiene en el otro en cuanto pobre, sino en el otro en cuanto tal, pobre o no, en el otro en cuanto nos admira y está allí, como don, configurando nuestra intimidad como semejante que es y ante quien podemos salir a su encuentro. Es cierto que la carencia del semejante, del connatural, irrumpe fuertemente y conmociona, afecta en lo profundo, manifestando el ser como carencia, en uno, y como benevolencia en otro. Gratuidad de una presencia (el pobre) y gratuidad de un amor benevolente que se dirige hacia él no por un bien que encuentra sino por un bien que realizar.

La propuesta para los jóvenes y para todas las personas en general es que la filosofía comience desde la admiración, pero una admiración ante el otro. Hay un otro que es connatural, que guarda una proporción ontológica con nosotros y al que puedo conocer y amar en plenitud, desde lo humano a lo humano. No es el cosmos, ni es el propio conocimiento, sino eres tú, es tu rostro, es tu presencia la que nos admira y nos permite iniciar el filosofar, la reflexión del pensamiento[3]. Es un inicio particular, que brota de la experiencia, pero que permite un alcance universal. En ti, en tu rostro y en tu presencia, accedemos a la humanidad, accedemos al ser, a la belleza y a la bondad, accedemos a la verdad y a la unidad. Desde este ser humano concreto somos capaces de pensar, de filosofar, pero desde un pensamiento que está reglado por el amor. De tal modo, que ya el inicio del filosofar marca un aspecto crítico que se mantiene en todo el desarrollo del mismo. El pensamiento, para no ser manipulador del ser que piensa, ha de estar regulado por el amor al mismo, lo cual también permite mantener al pensamiento en la realidad amada. La inteligencia no puede pensar sin recurrir a la síntesis realizada en nuestra sensibilidad, la unidad humana de todas las potencias sensibles humanas, siendo esta síntesis una especie de esquematismo no solamente de orden cognitivo sino también de orden tendencial, amoroso. La realidad pensada debe ser una realidad amada para que sea correctamente pensada.

El inicio del filosofar desde esta perspectiva se centra en la admiración ante lo semejante que aparece en nuestro horizonte. Una semejanza que se conoce y que afecta, en especial esto último, que afecta y que desde la afección nos permite comenzar a filosofar. La admiración comienza porque el otro ha entrado en la propia intimidad conformándola de tal manera que se ha hecho uno con nosotros. Empleando la fórmula de Tomás de Aquino: como siendo uno con nosotros. Desde la unidad con el otro es que puedo filosofar, porque la realidad no sólo es conocida sino amada. Filosofar desde el corazón significa pensar al otro desde la unidad que conformamos por el amor, unidad que no debe entenderse como reciprocidad de amor, sino como amor benevolente que se da, que se brinda, sabiendo que puede o no darse la correspondencia. Es una apuesta, pero que no teme perder porque su recompensa, su premio, está en la misma capacidad de amar. Es más, casi como una extraña paradoja del mismo, mientras más benevolente sea, es decir, mientras más gratuitamente sea capaz de darse, más fácilmente se fecundará en reciprocidad. El inicio de la filosofía desde la connaturalidad supone abrirse al conocimiento filosófico desde el otro, el semejante que nos ha despertado el amor benevolente. El inicio del filosofar connatural supone la unidad de amor que, al decir de Tomás de Aquino, es una quasi-forma sustancial.

Considerando el inicio del filosofar en esta perspectiva, podemos interpretar que en el mundo griego la filosofía se fue desarrollando hacia la formación de escuelas (como la Academia platónica y el Liceo aristotélico) no solamente por una necesidad o facilidad de simple conocimiento, sino por la necesidad de compartir para pensar. Eran verdaderas comunidades filosóficas en donde se podía reflexionar desde el ejercicio de la connaturalidad o mutua unidad. Estos grandes maestros griegos forjadores de comunidades reflexivas y pensantes quisieron pensar la comunidad política de la misma manera, pero se encontraron con el egoísmo (o la mutua unidad puesta en peligro por la ira y el temor) de los que regían esos pueblos. Posteriormente a ellos y en tiempos muy convulsionados, la reflexión filosófica se custodió en las comunidades monásticas hasta que tiempos mejores permitieran la forja de las universidades, verdaderas comunidades educativas. El individualismo propio de la mirada moderna dejó al quehacer filosófico sin comunidad, en la fría objetivación conceptualizante que no reconoce comunidades reflexivas sino solamente el aislamiento del genio que no necesita de nadie para su propia reflexión. Quizá esa nefasta experiencia sirva para volver al ideal de comunidades reflexivas, comunidades filosóficas que compartan el pensamiento desde la propia vivencia en común, como sucede en muchos lugares a través de equipos de reflexión en diálogo mutuo, o también, a través del diálogo interdisciplinar. Basándonos en este pensamiento en el Colegio Español hemos incentivado este proceso de comunidad reflexiva. La primera experiencia sistemática la hemos realizado en 3º de polimodal en el eje 2 de Filosofía, con Antropología Filosófica, y Literatura, con la lectura del Quijote, como obra paradigmática que da inicio a la novela moderna y que al mismo tiempo es una obra cumbre de la literatura Española y Universal. La lectura del Quijote permite la reflexión filosófica acerca del mismo hombre, del papel de la mujer, la locura, el tiempo, el cambio de época, el valor de cada persona, la necesidad del otro para realizar el ideal, el valor de esfuerzo por encima del éxito, etc., pero lo más importante es que permite una lectura de la misma realidad de los jóvenes, cuáles son sus locuras, sus molinos de vientos que se levantan en su horizonte como gigantes, cuáles son sus ideales, sus esperanzas, cuál es el valor del tiempo para ellos, su postura ante la vida y ante la muerte, etc.

Una vez que nos hemos percibido en el curso como una comunidad pensante y descubrimos que la connaturalidad (la mutua unión) que espira al amor es percibida en nuestro interior como una armonía de nuestras potencias y facultades, emprendemos el camino de un pensamiento que brota de un corazón armonioso. Esta armonía del corazón es la garantía de la verdad del pensamiento.

Solamente desde la armonía que muestra la esperanza, en la búsqueda constante del bien del otro, es posible transitar la senda de una filosofía que parte y continúa pensando desde el corazón humano. Porque en todo sus pensamientos, en todos sus juicios y en todos sus razonamientos se hace presente la benevolencia que busca el bien de todos. Desde esta perspectiva, todo razonamiento es un razonamiento amoroso, es decir, un pensamiento que razona una realidad que ama y a la que desea hacerle el bien. Aquí se encuentra la verdad del razonamiento, la adecuación a la cosa, pero la adecuación no es posible sin respetar la semejanza, lo que es imposible sin el amor benevolente hecho esperanza de consumarse en gozo.

En el caso del hombre, aun el pensamiento más abstracto que pueda tener está lleno de afectos. No hablamos de aquellos afectos o pasiones formalmente considerados, sino del sentimiento básico que permanece en todo pensamiento fecundándolo y haciéndolo posible[4]. La armonía o no de todas nuestras facultades influye en el pensamiento e influye en la filosofía como tal. Estos sentimientos se perciben, usando una metáfora, como el perfume de una prenda. Viene con ella, adherido a la textura de la misma. En las distintas filosofías que han recorrido la historia del pensamiento podemos percibir, a pesar de la diversidad de planteamientos, como un perfume común que está de fondo, en su base o fundamento y que mediante el análisis que hemos efectuado sobre la connaturalidad buscada nos permite reconocer tres sentimientos básicos para el filosofar, el miedo, la ira y la esperanza.

Simplificando las cosas al extremo podemos señalar que el sentimiento del miedo se da en el hombre que mira solamente su propia incapacidad y fragilidad. Su pensamiento o razonamiento transita el camino de lo mediocre y de lo medido. Si consideramos la filosofía teniendo al miedo como sentimiento básico o fundante, podemos afirmar, con los matices que cada caso requiere, que así filosofaron los antiguos sofistas, junto a los escépticos, empiristas, pragmatistas y positivistas modernos. El miedo, sentimiento básico que permanece en su filosofía, los detiene en el camino del pensamiento profundo y en el análisis de las causas últimas del espíritu. Se detienen negando lo espiritual o declarándolo inaccesible, para dedicarse de lleno a lo que sus sentidos pueden palpar. La reflexión profunda de la filosofía es ardua para el camino del sentido solo.

El camino de la ira se da en el hombre repleto de sí mismo. En la ira el hombre sale de sí, al estilo del amor, en un éxtasis; pero no para ser uno con el otro”, sino para ser “uno sin el otro”. El amor busca la unidad en una sola forma, la ira busca la unicidad, busca ser único, destruyendo la otra forma. En esta soledad del desprecio por el otro, reconocemos a algunas filosofías idealistas junto a todas las derivaciones totalitarias que engendraron en el transcurso de la historia. Es la abstracción más peligrosa, porque no se produce dejando caracteres individuales para obtener un universal aplicable a todos, sino que se deja de lado a los individuos para que solo quede el yo, propio e individual, que por ser único cree abarcarlo todo como si fuera universal.

El camino de la esperanza es el de una filosofía que busca pensar -a pesar del esfuerzo- en una integración armónica total a través del amor que busca consumarse en gozo. Las dificultades de la vida, de la sociedad en que se transita, transforman el deseo en esperanza y en audacia, transformando al filósofo en un hombre magnánimo y paciente. Una magnanimidad que mantiene siempre abierto el camino de la connaturalidad, que siempre sale de sí en amor benevolente, que jamás se encierra en sí misma para poder filosofar captando al ser en su plenitud, en sus mismas fuentes. La imagen o la figura modélica es el Sócrates presentado por Platón en su Apología, en donde el Sabio griego manifiesta un amor benevolente supremo hasta la entrega de la propia vida. En un mundo de sofistas temerosos y de críticos jueces encerrados en sí mismos, Sócrates, el Magnánimo, es peligroso y se lo condena a morir. Sin embargo, la misma muerte en coherencia y como fruto delicioso de la propia vida, abre el corazón y la mente de muchos. La muerte de Sócrates afecta el corazón de muchos de sus contemporáneos y les dona la capacidad de pensamiento. Muestra una filosofía peligrosa a la par que gozosa. Peligrosa porque puede terminar con la propia vida, pero gozosa porque la entrega es voluntaria, fruto de la benevolencia.

Así podemos transitar el estudio sistemático de todas las ramas del tronco común de la filosofía, buscando pensar desde la armonía de los afectos propios y buscando la armonía con los demás con un amor benevolente que piensa desde el bien que se posee hacia el bien que todos deseamos poseer.


Bibliografía

RICOEUR, Paul, Finitud y culpabilidad: Libro 1°: El hombre lábil; Libro 2°: La simbólica del mal, Madrid, Aguilar, Altea, Taurus, Alfaguara S.A. de Ediciones, 1991, 718 págs. Traducción de Finitude et culpabilité, París, Montaigne, 1960, por Cecilio Sánchez Gil.

Autobiografía intelectual, Buenos Aires, Nueva Visión, 1997, 123 págs. Traducción de Réflexion faite. Autobiographie intellectuelle, París, Esprit, 1995, por Patricia Wilson.

Biblical Hermeneutics, Semeia 4 (1975) págs. 27-148.

Del existencialismo a la filosofía del lenguaje, Buenos Aires, Docencia, 1983, 151 págs.

Educación y política. De la historia personal a la comunión de libertades, Buenos Aires, Docencia, 1984, 119 págs.

El lenguaje de la fe, Buenos Aires, La Aurora, 1978, 163 págs.

Freud, una interpretación de la cultura, México, Siglo XXI, 1970, 483 págs. Traducción de De l’interprétation. Essai sur Freud, Paris, Seuil, 1965, por A. Suárez.

Hermenéutica y acción, Buenos Aires, Docencia, 1985, 222 págs.

Introducción a la simbólica del mal, Buenos Aires, La Aurora, 1976, 248 págs., Traducción de la parte III del Conflit des interpretations, París, Seuil, 1969, por María Teresa La Valle y Marcelo Pérez Rivas.

La metáfora viva, Buenos Aires, Aurora, 1977, 469 págs. Traducción de La métaphore vive, París, Seuil, 1975, por Graziella Baravalle.

Lo voluntario y lo involuntario, vol 1: El proyecto y la motivación, vol 2: poder, necesidad y consentimiento, Buenos Aires, Docencia, 1986, 530 págs. Traducción de Philosophie de la volonté. Le volontaire et le involontaire, Paris, Aubier, 1960, por Eugenio Gómez de Mier.

Mythe. 3: Mythe et philosophie, En Enciclopaedia Universalis (France) XI, Paris, 1971, págs. 530-537.

Sí mismo como Otro, Madrid, Siglo XXI, 1996, 415 págs. Traducción de Soi-même comme un autre, Paris, Aubier, 1990.

The metaphorical Process as Cognition, Imagination, and Feeling, en Sheldon Sacks (ed), On Metaphor, The University of Chicago Press Chicago and London, USA, 1980, págs. 141-157.

Tiempo y narración. Configuración del tiempo en el relato histórico (vol. 1), Madrid, Ediciones Cristiandad, 1987, 378 págs. Configuración del tiempo en el relato de ficción (vol. 2), Madrid, Ediciones Cristiandad, 1987, 268 págs. Experiencia del tiempo en la narración (vol. 3), Madrid, Ediciones Cristiandad, 1987. Traducciones de Temps et récit, Paris, Seuil, 1985, por Agustín Neira.

SCANNONE, J.C., La irrupción del pobre y la pregunta filosófica en América Latina, en J.C. SCANNONE, M. PERINE, comp., Irrupción del pobre y quehacer filosófico. Hacia una nueva racionalidad, Buenos Aires, Bonum, 1993.

-----------------------, La lógica de lo existencial e histórico según Karl Rahner, Stromata 34 (1978) págs. 179-194.

SCHELER, M., Esencia y formas de la simpatía, Buenos Aires, Losada, 1943.

TOMÁS DE AQUINO, Opera Omnia, a cura de Roberto Buza S.J., Roma, IBM, 1980, 7 vol.



[1] IPPOLITI, R., Santo Tomás de Aquino y Paul Ricoeur en diálogo. La imaginación y la afectividad humana. ¿Es posible una filosofía, desde, por y en los afectos?, San Rafael, Kyrios, 2005.

[2] en J.C. SCANNONE, M. PERINE, comp., Irrupción del pobre y quehacer filosófico. Hacia una nueva racionalidad, Buenos Aires, Bonum, 1993, pág. 133.

[3] Ricoeur señala la necesidad de encontrarnos frente a frente con el otro para poder filosofar plenamente diciendo: La reflexión transcendental es una reflexión que parte de la cosa, una reflexión sobre las condiciones de posibilidad de la objetividad de la cosa. Esa es su fuerza y también su limitación. Su fuerza, porque rompe el círculo de lo patético y abre la dimensión propiamente filosófica de una antropología. Y su limitación, porque el universo de las cosas no es aún más que la osamenta abstracta de este mundo de nuestra vida. Para sacar un mundo de esa osamenta, hace falta rellenarla de todos los aspectos afectivos y prácticos, de todos los valores y contravalores inherentes a él, y que constituyen todo su atractivo o toda su repulsión, todos los obstáculos, todos los caminos, todos los medios, útiles e instrumentos que hacen la vida practicable o impracticable, y, en todo caso, ardua. Lo que más se echa de menos en ese complejo de cosas es el enfrentamiento cara a cara de las personas con las que trabajamos, luchamos y alternamos, y que se destacan sobre ese horizonte de cosas, sobre esa decoración de objetos valorizados y pragmáticos, como otros tantos polos de subjetividad, de aprehensión, de valorización y de acción. ((Finitud y culpabilidad. Libro 1°: El hombre lábil, Madrid, Taurus, 1969, pág. 90). Es importante destacar que la síntesis de la persona es una proyección al modo de un objeto, es conciencia de sí en la representación ideal del yo” (Idem, pág. 120), es una proyección que yo me represento y que me propongo como algo opuesto a mí y que esa proyección de la persona es una síntesis realizada, al estilo de la cosa, pero de una manera absolutamente irreductible” (Idem, pág. 121). Esta síntesis es la que me permite cualificar de humano a lo humano manifestado empíricamente. “Es una forma simple” que “impone de golpe una síntesis” (Idem, pág. 123). La genialidad de este descubrimiento es que la síntesis se da al modo de la síntesis del conocimiento pero no en el conocimiento. No es la realidad capaz a la vez de manifestárseme afectándome en mi receptividad y de ser traducida y precisada en una palabra articulada” (Idem), sino una síntesis de finalidad de mi acción que fuese al mismo tiempo una existencia” (Idem). Esta existencia denota presencia y la presencia me habla de alguien y no de algo, por eso es persona y no cosa, es la síntesis que me permite experimentar la compañía y no la soledad espantosa de un mundo sólo de objetos. Este alguien encontrado en la síntesis práctica es un fin en sí mismo, es decir, que posee valor por sí mismo, sin subordinación a ningún otro. Y, al mismo tiempo, una existencia tangible, comprobable, o mejor todavía, una presencia con la que entramos en relaciones de comprensión mutua, de intercambio, de trabajo, de compañía (Idem). Ricoeur siguiendo, como él dice: de una manera poco ortodoxa a Kant, señala que para conocer especulativamente a las personas como personas es necesario realizar la síntesis práctica que denomina Respeto (Idem, págs. 127-128). Cf., J.C.SCANNONE, Nuevo punto de partida..., op. cit., Primera parte: Un nuevo punto de partida en la Filosofía Latinoamericana, págs. 15-39.

[4] Esto que llamamos sentimientos básicos puede corresponder a lo que Heidegger llama Stimmungen, temples de ánimo, o sentimientos fundamentales (Grundstimmungen). Tales son el caso de la angustia en el mismo Heidegger o la esperanza en Marcel. En nuestro trabajo lo tuvimos en cuenta al hablar con Ricoeur de sentimientos “amorfos” o “atmosféricos” en II, 1.5.2.D.-. Ricoeur lo trata para el caso del poema cuando habla de la metáfora y lo llama “mood” siguiendo a Northorp Frye, quien lo define en relación al poema diciendo: “la unidad de un poema es la unidad de un estado de ánimo (mood)”. El autor francés explica: “Bajo el nombre de mood es introducido un factor extra-lingüístico que, aunque no debe ser tratado psicológicamente, es el indicio de una manera de ser. Un estado de ánimo es una manera de encontrarse en medio de la realidad. Es, en el lenguaje de Heidegger, un modo de encontrarse entre las cosas (Befindlichkeit)”. La metáfora viva, Buenos Aires, Aurora, 1977, 469 págs. Traducción de La métaphore vive, París, Seuil, 1975, por Graziella Baravalle, págs. 342-343. Para una explicación más detallada del mood, cf., en la misma obra, págs. 338-341.

martes, 28 de abril de 2009

Pensamiento de los Filósofos antiguos

CLEOBULO DE LINDOS
DIJO:

(Para su biografía puede verse:
http://www.e-torredebabel.com/Biblioteca/Diogenes-Laercio/Vida-Filosofos-Ilustres-Cleobulo.htm)

La mesura es la mejor de todas las virtudes.
Hay que respetar al padre.
Ocupémonos de comportarnos bien en cuerpo y alma.
Hay que saber escuchar, pero no a todos indistintamente.
Conviene saber mucho y no ignorar.
Ten una lengua tolerante.
Detestar la injusticia es lo propio de la virtud y lo contrario de la maldad.
Sé piadoso.
Da a tus conciudadanos los mejores consejos.
Cuida tu lengua.
Nada hagas con violencia.
Educa a tus hijos.
Invoca a la Fortuna.
Pon un fin a tus odios.
Considera como enemigo público a cualquiera que odie al pueblo.
En presencia de nadie debes chicanear a tu mujer ni acariciarla: la primera actitud es la peor, pero la segunda puede llevar a una loca pasión.
No castigues a tus esclavos cuando estén ebrios: creerán que tú mismo estás ebrio.
Cásate con una mujer de igual condición: si la tomas más rica tendrás amos en lugar de parientes.
No animes al burlón con tu sonrisa: te harás detestable a los burlados.
En las buenas no seas orgulloso, y en las malas no te humilles.

QUILON EL LACEDEMONIO DIJO:

(Para su biografía puede verse: http://www.e-torredebabel.com/Biblioteca/Diogenes-Laercio/Vida-Filosofos-Ilustres-Quilon.htm)

Conócete a ti mismo.
Cuando bebas habla poco: no te librarás de faltas.
No es conveniente que amenaces a hombres libres.
No hables mal de otro porque oirás lo que no te agradará.
Acuda sin prisa a las fiestas de tus amigos, pero a socorrerlos de inmediato.
Celebra tu matrimonio con parsimonia.
No digas feliz a nadie antes de su muerte.
Respeta tus mayores.
Detesta a quien se ocupa de los asuntos ajenos sin discreción.
Mejor es una pérdida que se sufre una vez, que una ganancia deshonesta a lamentar siempre.
No te burles de las desgracias.
Si eres fuerte mantente calmo: los demás de respetarán mucho más que si te temieran.
Sabe cómo conducir tu propia casa.
Que tu lengua no se adelante a tu razón.
Modera la ira.
Obedece a las leyes.
Si has padecido injusticia, reconcíliate con el ofensor, pero si fueras injuriado, véngate.

sábado, 4 de abril de 2009

Solón de Atenas



Los siete primeros sabios de Grecia con quiénes comienza el Amor por la Sabiduría, llamado Filosofía, nos han legado unos fragmentos de sabiduría logrados desde el análisis racional.

Hoy veremos los pensamientos de Solón de Atenas:

Según "Plutarco, en sus Vidas Paralelas, hace referencia a dos versiones sobre el origen de Solón: una de Dídimo que indica a un tal Fílocles; y otra, más extendida, señala a Execéstidas o Ejecéstides como su verdadero padre. Su familia podía ser clasificada, por su hacienda y ocupación (comerciante), como de clase media, pero su linaje (los medóntidas) pertenecía a la más recia nobleza: descendía de Codro, antiguo Rey de Atenas. Por su madre guardaba parentesco con Pisístrato, quien sería luego Tirano de Atenas.

No existen grandes controversias sobre la fecha de su nacimiento, aunque se puede precisar solo muy aproximadamente el año. Este se ha calculado a partir de la fecha de su arcontado, en 594/3 a. C. Los antiguos vieron en este acontecimiento su floruit o akmé, o sea, su madurez, y esta era alcanzada supuestamente a los 40 años. Por lo tanto habría nacido alrededor del 634/3 a. C.; aunque algunos indican como fecha aproximada el 639/8 a. C.

Sobre la fecha de su muerte los críticos muy pocas veces se dan a la conjetura, por falta de datos de donde partir. Sin embargo la tradición la ha ubicado alrededor del año 559/8, poco después del comienzo de la tiranía de Pisístrato.

Si bien Solón venía de una familia acomodada, su padre diezmó su fortuna en actos de generosidad. Por ello Solón se inició como comerciante internacional. Sus habilidades poéticas hicieron que fuera considerado uno de los Siete sabios de Grecia.

En la mitad de los años 590 a. C. trabajó para instigar la reanudación del conflicto con Cirra sobre Salamina. En 594 a. C. fue nombradoarconte del Ática, con el propósito de controlar el desorden civil rampante en esa ciudad, producto de las leyes emitidas por Dracón y la esclavitud de muchos campesinos por deudas.

Solón abolió la mayoría de estas leyes (de donde se deriva el adjetivo de "draconianas"), que eran excesivamente sanguinarias con los delitos menores y habían provocado quejas en la población, excepto las referentes al homicidio.

Introdujo un conjunto de reglamentos, seisachtheia, que fueron muy útiles para mejorar las condiciones en asuntos de hacienda y tenencia de tierras. Sus reglamentos tuvieron tal éxito que se le encomendó la tarea de reescribir la constitución. El resultado fue llamado más tarde laConstitución Soloniana.

Se eximió a los ciudadanos de impuestos directos. Introdujo la Heliaia (juicio por jurado). El Consejo de los Cuatrocientos (o Bulé) y elAreópago fueron establecidos como los principales cuerpos consultivos y administrativos. Anuló todas las deudas que pesaban sobre los campesinos humildes y decretó que todos los esclavos por deudas fueran liberados; remodeló el calendario, y reguló los pesos y medidas. Sus leyes fueron escritas en cilindros especiales de madera (kyrbeis) y puestas en la Acrópolis". (http://es.wikipedia.org/wiki/Solón)

Algunos pensamientos de este Sabio

SOLÓN EL ATENIENSE DIJO:



Con el afecto de siempre

Rubén

viernes, 3 de abril de 2009

Algunos pensamientos del Pimer Filósofo: Tales de Mileto

Tales de Mileto: 
De este pensador griego nos quedan algunos fragmentos que comparto con ustedes luego de una breve reseña biográfica: 
¡Que lo disfruten!

Tales de Mileto (en griego Θαλής ο Μιλήσιος) (h. 639 - h. 547/6 a. C. ) fue el iniciador de la indagación racional sobre el universo. Se le considera el primer filósofo de la historia, y el fundador de la escuela jonia de filosofía, según el testimonio de Aristóteles. Fue el primero y más famoso de los Siete Sabios de Grecia (el sabio astrónomo) y tuvo como discípulo y protegido a Pitágoras. Es aparte uno de los más grandes astrónomos y matemáticos de su época, a tal punto que era una lectura obligatoria para cualquier matemático en la Edad Mediay contemporánea. Sus estudios abarcaron profundamente el área de la GeometríaÁlgebra linealGeometría del espacio y algunas ramas de la Física, tales como la EstáticaDinámica yÓptica. Su vida está envuelta en un halo de leyenda. Fue el primer filósofo Jónico. (http://es.wikipedia.org/wiki/Tales_de_Mileto)


TALES DE MILETO DIJO:

Haz promesas: la falta no está lejos.
Acuérdate de tus amigos, tanto presentes como ausentes.
No adornes tu exterior: tu froma de vivir es lo que te embellece.
No atesores deshonestidad.
Cuídate que aquellos a quienes te liga un juramento no te odien por tu locuacidad .
No titubees en alabar al autor de tus días.
Rechaza todo lo que sea deshonesto.
La dedicación que hayas otorgado a tus padres, espera recibirla de tus hijos cuando seas viejo.
Es difícil saber lo que es bueno.
La mayor satisfacción es obtener lo que se desea.
La ociosidad es penosa.
La intemperancia es un mal.
La ignorancia es un fardo muy pesado.
Aprende y enseña lo que es mejor.
No te entregues a la ociosidad aún siendo rico.
Esconde tu felicidad, no provoques envidia.
Haz de manera que no atraigas compasión.
Demuéstrate mesurado.
Guárdate de otorgar tu confianza a todos por igual.
Antes de mandar, primero aprende a gobernarte a tí mismo.


Que tengan un hemoso día:

Rubén

sábado, 21 de marzo de 2009

La objetividad a la hora de enseñar

A la hora de enseñar, de vivir ese momento pedagógico extraordinario donde podemos compartir lo más humano: conocimiento y afectividad, se nos plantea cómo ubicarnos objetivamente para que nuestros alumnos y alumnas puedan pensar por sí mismos, sacar sus propias conclusiones sin sentirse presionados por la autoridad moral del docente. El siguiente texto de Max Weber nos puede dar luz al respecto. Es un deber ético que tenemos ante la presencia personal de nuestros alumnos y alumnas.

Max Weber

El debate acerca de la objetividad

Weber distingue con nitidez entre conocer y valorar, entre juicios de hecho y juicios de valor, entre lo que es y lo que debe ser. Para él la ciencia social es objetiva, en el sentido de que busca la verdad, trata de poner en claro cómo ocurrieron los hechos y por qué ocurrieron de esa forma y no de otra. La ciencia explica, no valora. Dentro de la obra de Weber esta postura asume dos significados: uno de orden epistemológico, consistente en la defensa de la libertad de la ciencia con respecto a valoraciones ético-político-religiosas (una teoría científica no tiene por qué ser católica, protestante, liberal o marxista); el otro es de orden ético-pedagógico y consistía en la defensa de la ciencia ante las aberraciones demagógicas de los «socialistas de cátedra» (Schmoller, por ejemplo), que subordinaban el valor de verdad a valores ético-políticos, subordinando la cátedra a los ideales políticos.

Una vez dicho esto, quizás resulte oportuno mencionar con brevedad las consideraciones que formula Weber acerca de la objetividad: a) el profesor debe saber con claridad cuándo hace ciencia y cuándo está haciendo política; b) dado que el estudiante -al menos en aquellos tiempos-no constituía un auténtico interlocutor, Weber se pregunta si el inculcar desde la cátedra (apelando al propio carácter de científico) las ideas políticas de quien enseña, sin que exista la posibilidad de contradicción, no esconde en realidad un atropello; c) una vez admitida la distinción entre ciencia y política, Weber afirma que, por ejemplo, un anarquista, que niegue por principio la validez de las convenciones y del derecho, puede ser un excelente profesor de derecho, justamente porque su intuición puede servirle para problematizar concepciones que pasan por evidentes ante los ojos de los demás juristas. Por tal motivo Weber se opuso a sus colegas que se rehusaban a confiar una cátedra a profesores socialistas o marxistas; d) lo que Weber no tolera es que se considere como verdad científica lo que no es más que una opinión personal o subjetiva; e) si se admite la especialización universitaria y la libertad de opinión, Weber no comprende cómo es posible que un profesor experimente la necesidad de inculcar en el aula a sus alumnos, además de la materia específica que constituye el objeto de su enseñanza, una concepción del mundo; no se da la especialización en profetismo pedagógico; f) el profesor que emite al mismo tiempo análisis rigurosos y juicios de valor personales logra el éxito pero menosprecia a sus oyentes; en efecto, es muy fácil jugar a hacer de reformador cuando uno no tiene que enfrentarse con las fuerzas y tensiones reales que hay que reformar; g) cuando los alumnos están obligados a guardar silencio (o un silencio relativo, por el temor al examen) constituye una falta de respeto y de lealtad ante ellos el hacer ostentación de las propias características y preferencias personales; h) dado que la cátedra no permite que haya paridad entre los interlocutores, una mínima honradez exige que el profesor que desee propagar sus ideales emplee los medios que se hallan a disposición de todos los ciudadanos: reuniones públicas (donde no se está protegido de una posible contradicción), la adhesión a una organización, a un círculo de pensamiento, a un partido, la utilización de la prensa, las manifestaciones en la calle, etc.; i) el profesor, cuando ocupa la cátedra, debe estar al servicio de la verdad y no de los grupos de poder o de los grupos de presión; j) si se piensa que el aula es un lugar de debate ideológico, entonces habría que conceder el mismo derecho a los adversarios; el aula no puede ser una asamblea en la que sólo uno tome la palabra; k) si durante una clase el profesor no puede dejar de formular valoraciones, entonces debería tener la valentía y la probidad de indicar a los alumnos lo que es un razonamiento meramente lógico o una explicación empírica, y qué es lo que corresponde a apreciaciones personales y convicciones subjetivas; l) en esencia, el profesor no debe aprovecharse de su posición de profesor para efectuar propaganda de sus valores; el profesor tiene dos deberes: primero, ser científico y enseñar a serlo a los demás; segundo, tener el valor de poner en discusión sus propios valores personales, haciéndolo donde se puedan discutir efectivamente, y no donde se puedan contrabandear con facilidad. Por este motivo, Weber desdeñó en su vida académica la tan fácil formación de grupúsculos de amigos de un catedrático, grupúsculos de amistad que perjudican la formación científica de los alumnos y la discusión crítica de los valores del profesor; m) la ciencia debe distinguirse de los valores, pero no está separada de ellos: una vez que se ha fijado una finalidad, la ciencia puede darse los medios más adecuados para conseguirla, puede predecir cuáles serán las probables consecuencias de la empresa, puede decirnos cuál es o cuál será el costo de la consecución del fin que nos hemos propuesto, podrá mostrarnos que ciertos fines en determinada situación de hecho, resultan irrealizables, de momento al menos, y también podrá decirnos que el fin deseado choca contra otros valores. En cualquier caso, sin embargo, la ciencia nunca nos dirá qué es lo que debemos hacer. ¿Qué debemos hacer? ¿Cómo debemos vivir? Si planteamos estos interrogantes a la ciencia, jamás obtendremos respuesta porque hemos llamado a una puerta equivocada. La respuesta tenemos que buscarla en cada uno de nosotros mismos, siguiendo nuestra inspiración o nuestra debilidad. El médico puede curarnos, pero no es él, en cuanto médico, quien determina si vale la pena vivir o no.

El debate acerca de la objetividad

  • Weber distingue con nitidez entre conocer y valorar
  • La ciencia social es objetiva, en el sentido de que busca la verdad, trata de poner en claro cómo ocurrieron los hechos y por qué ocurrieron de esa forma y no de otra. La ciencia explica no valora
  • Esta tarea es importante para el profesor
    • El profesor debe saber con claridad cuando hace ciencia y cuando política
    • Exponer las ideas políticas desde la cátedra constituye un atropello
    • Las diferentes ideas políticas pueden servir para problematizar cuestiones que parecían evidentes
    • No tolerar considerar como verdad una opinión personal o subjetiva
    • La especialización no permite hacer un profetismo pedagógico
    • Es fácil ser reformador cuando uno no se enfrenta a las fuerzas reales en tensión
    • Es una deslealtad ante los alumnos señalar las opiniones personales cuando los demás deben guardar silencio
    • El profesor cuando ocupa la cátedra debe estar al servicio de la verdad y no de grupos de presión o de poder
    • El aula no puede ser un lugar de debate ideológico
    • Indicar a los alumnos qué son afirmaciones científicas y qué opiniones personales
    • El profesor tiene dos deberes, primero, ser científico y enseñar a serlo a los demás, segundo, tener el valor de poner en discusión sus propios valores personales
    • La ciencia nunca nos dirá qué debemos hacer o cómo debemos vivir, eso escapa a la misma ciencia


 

Espero les sirva.

Saludos cordiales para todos los que tienen la paciencia de compartir, dialogar o debatir nuestras ideas.

Rubén