jueves, 19 de febrero de 2009

¿Qué es filosofía?


Hoy comenzamos a definir la filosofía con algunos textos de los principales filósofos.

Léelo despacio, reflexiona y realiza las actividades propuestas al final

Invitamos en primer lugar a José Ortega y Gasset

El concepto de filosofía en Ortega

1.

La tragedia del idealismo radicaba en que habiendo trasmutado alquímicamente el mundo en `sujeto', en contenido de un sujeto, encerraba a éste dentro de sí y luego no había manera de explicar claramente cómo si este teatro es sólo una imagen y trozo de mí, parece tan completamente distinto de mí. Pero ahora hemos conquistado una situación completamente diferente: hemos caído en la cuenta de que lo indubitable es una relación con dos términos inseparables: alguien que piensa, que se da cuenta y lo otro de que me doy cuenta. La conciencia sigue siendo intimidad, pero ahora resulta íntimo e inmediato no sólo con mi subjetividad sino con mi objetividad, con el mundo que me es patente. La coincidencia no es reclusión, sino al contrario, es esa extrañísima realidad primaria, supuesto de toda otra, que consiste en que alguien, yo, soy yo precisamente cuando me doy cuenta de cosas, del mundo. Esta es la soberana peculariedad de la mente que es preciso aceptar, reconocer y describir con pulcritud, tal y como es, en toda su maravilla y extrañeza. Lejos de ser el yo lo cerrado es el ser abierto por excelencia. Ver este teatro es justamente abrirme yo a lo que no soy yo.

2.

Esta nueva situación ya no es paradójica: coincide con la actitud nativa de la mente, la conserva y reconoce su buen sentido. Pero también salva de la tesis realista, que sirve de base a la filosofía antigua, LO ESENCIAL DE ELLA: que el mundo exterior no es ilusión, no es alucinación, no es mundo subjetivo. Y todo esto lo logra la nueva posición insistiendo y depurando la tesis idealista cuya decisiva afirmación consiste en advertir que sólo existe indubitablemente lo que a mí me parece existir. ¿Ven ustedes cómo las ideas hijas, las verdades noveles, llevan en el vientre a sus madres, a las verdades viejas, a las fecundas verdades viejas? Repitamos: toda superación es conservación. No es verdad que radicalmente exista sólo la conciencia, el pensar, el yo. La verdad es que existo yo con mi mundo, en verlo, imaginarlo, pensarlo, amarlo, odiarlo, estar triste o alegre en él y por él, moverme en él, transformarlo y sufrirlo. Nada de esto podría serlo yo si el mundo no coexistiese conmigo, ante mí, en mi derredor, apretándome, manifestándose, entusiasmándome, acongojándome.

3.

Pero ¿qué es esto? ¿Con qué hemos topado indeliberadamente? Eso, ese hecho radical de alguien que ve y ama y odia y quiere un mundo y en él se mueve y por él sufre y en él se esfuerza -es lo que desde siempre se llama en el más humilde y universal vocabulario "mi vida". ¿Qué es esto? Es, sencillamente, que la realidad primordial, el hecho de todos los hechos, el dato para el Universo, lo que me es dado es... "mi vida" -no mi yo solo, no mi conciencia hermética, estas cosas son ya interpretaciones, la interpretación idealista. Me es dada "mi vida", y mi vida es ante todo un hallarme yo en el mundo; y no así vagamente, sino en este mundo, en el de ahora y no así vagamente en este teatro, sino en este instante, haciendo lo que estoy haciendo en él, en este pedazo teatral de mi mundo vital -estoy filosofando. Se acabaron las abstracciones. Al buscar el hecho indubitable no me encuentro con la cosa genérica pensamiento, sino con esto: yo que pienso en el hecho radical, yo que ahora filosofo. He aquí cómo la filosofía lo primero que encuentra es el hecho de alguien que filosofía, que quiere pensar el universo y para ello busca algo indubitable. Pero encuentra, nótenlo bien, no una teoría filosófica, sino al filósofo filosofando, es decir, viviendo ahora la actividad de filosofar como luego, ese mismo filósofo, podrá encontrarse vagando melancólico por la calle, bailando en un dancing o sufriendo un cólico. 0 amando la belleza transeúnte. Es decir, encuentra el filosofar, el teorizar como acto y hecho vital, como un detalle de su vida y en su vida, en su vida enorme, alegre y triste, esperanzada y pavorosa.

4.

Lo primero, pues, que ha de hacer la filosofa es definir ese dato, definir lo que es "mi vida", "nuestra vida", la de cada cual. Vivir es el modo de ser radical: toda otra cosa y modo de ser lo encuentro en mi vida, dentro de ella, como detalle de ella y referido a ella. En ella todo lo demás es y será lo que sea para ella, lo que sea como vivido. La ecuación más abstrusa de la matemática, el concepto más solemne y abstracto de la filosofa, el Universo mismo, Dios mismo, son cosas que encuentro en mi vida, son cosas que vivo. Y su ser radical y primario es, por tanto, ese ser vividas por mí, y no puedo definir lo que son en cuanto vividas si no averiguo qué es "vivir". Los biólogos usan la palabra "vida" para designar los fenómenos de los seres orgánicos. Lo orgánico es tan sólo una clase de cosas que se encuentran en la vida junto a otra clase de cosas llamadas inorgánicas. Es importante lo que el filósofo nos diga sobre los organismos, pero es también evidente que al decir nosotros que vivimos y hablar de "nuestra vida", de la cada cual, damos a esta palabra un sentido más inmediato, más amplio, más decisivo. El salvaje y el ignorante no conocen la biología, y, sin embargo, tienen derecho a hablar de "su vida" y a que bajo ese término entendamos un hecho enorme, previo a toda biología, a toda ciencia, a toda cultura -el hecho magnífico, radical y pavoroso que todos los demás hechos suponen e implican. El biólogo encuentra la "vida orgánica" dentro de su vida propia, como un detalle de ella: es una de sus ocupaciones vitales y nada más. La biología, como toda ciencia, es una actividad o forma de estar viviendo. La filosofía, es, antes, filosofar, y filosofar es, indiscutiblemente, vivir - como lo es correr, enamorarse, jugar al golf, indignarse en política y ser dama de sociedad. Son modos y formas de vivir.

5.

Por tanto, el problema radical de la filosofía es definir ese modo de ser, esa realidad primaria que llamamos "nuestra vida". Ahora bien, vivir es lo que nadie puede hacer por mí -la vida es intransferible-, no es un concepto abstracto, es mi ser individualísimo. Por vez primera, la filosofía parte de algo que no es una abstracción.


 

Actividades

1.- Coloquen las frases que más les impactaron en el texto.

2.- Reflexiona sobre tu vida, sobre cómo la estás viviendo.

3.- Haz un listado de aquellas cosas, personas, objetos que hacen que tu vida valga la pena vivirse.

4.- Coloca también aquellas cosas, personas, objetos que hacen tu vida complicada o te quitan ganas de vivir.

5.- Piensa qué puedes hacer para potenciar aquellas cosas que hacen de tu vida algo especial.


 

Nos encontramos pronto.

Cordialmente

Rubén

miércoles, 11 de febrero de 2009

Amar la vida


Hace falta alguien que ame la vida

para plantar un árbol

hacen falta años y cuidados para que crezca sano

Y tan solo un minuto y dos necios para talarlo.


 

Ojalá podamos ser de aquellos que plantan árboles.

Que pasen un hermoso día

Rubén


 


 

sábado, 7 de febrero de 2009

Tecnología humana vs. Hombres tecnologizados



 

Hola queridos amigos y seguidores de este blog. Pido disculpa porque en estos días se me rompió la compu y eso permitió las siguientes reflexiones acerca de la tecnología y nuestro pensamiento. Las comparto con ustedes. Gracias Alejandra también por tus hermosos comentarios. Envíenme sus propias reflexiones filosóficas y podemos compartirlas en el blog.


 

Nunca nos mostramos tanto en lo que verdaderamente somos como cuando amamos y odiamos.


 

Los grandes inventos que hemos visto en este último siglo son impresionantes.

El siglo XX ha sido entre tantas cosas el siglo de los grandes avances tecnológicos.

Desde el automóvil, la construcción civil, la carrera armamentista y espacial, hasta aquellos inventos que han cambiado nuestra vida cotidiana: el lavarropas automático, la computadora, el horno microondas, la telefonía celular, internet, etc., etc., etc.

Ahora bien, no está claro si estos inventos nos ayudaron realmente. Desde una primera aproximación, uno se da cuenta que sí. Es mejor poner nuestra ropa y que se lave sola y somanete tengamos que tenderla; es mejor desplazarnos rápidamente por la ruta y unir puntos extremos en horas; es mejor poder comunicarnos rápidamente desde cualquier punto en que estemos a través del teléfono. Es mejor tener a disposición de un click una biblioteca entera.

Sin embargo, estos grandes inventos no han redundado siempre en beneficio del hombre. No, evidentemente, por la tecnología en sí misma, sino porque el mismo hombre no ha sabido aprovecharse de ella en sentido humano.

He aquí la tesis que pretendo demostrar: No usamos de los grandes inventos al modo humano sino al modo de la tecnología, con lo cual los grandes inventos no nos han beneficiado sino, bajo algún aspecto, esclavizado.

Cuando a fines del siglo XIX surgieron las primeras máquinas que permitían el trabajo en serie, algún observador conspicuo podría haber pensado que la irrupción de las máquinas facilitarían el trabajo del hombre para permitirle realizar otro tipo de tareas, holgar y disfrutar de las cosas bellas que tiene este mundo. Sin embargo, surge en este mismo momento la cuestión social. Los obreros de las fábricas eran prácticamente esclavizados en jornadas agotadoras, los niños debían trabajar a la par de sus padres y las enfermedades como la tuberculosis hacía estragos entre las clases más humildes. Esto no fue culpa de la tecnología sino de aquellos que se hicieron sus dueños y la utilizaron para incrementar sus ganancias y no para hacer más beneficiosa la vida del hombre.

En nuestros días dos enfermedades se han apoderado de la población: el stress y la depresión. Si uno piensa, sin remontarnos muy lejos, en la década de 1950-1960, esas enfermedades eran propiamente de las actrices de Hollywood, obligadas a estar "divinas" siempre y en todo momento. Las anfetaminas, el alcohol, la droga hizo estragos en ellas. Pero en nuestros tiempos nos pasa exactamente lo mismo, aunque ninguno de nosotros sea, precisamente, una estrella de Hollywood. ¿Qué nos está sucediendo? Algo muy simple, la tecnología nos ayuda tanto que nos permite realizar una tarea que antes se realizaba en ocho horas, en minutos, pero no nos quita la tensión de la tarea. Como consecuencia en el mismo tiempo trabajamos mucho más.

Tomás Moro en su libro Utopía, señalaba que en esta isla se trabajaban jornadas de seis horas en labores de campo y que luego cada ciudadano de acuerdo a sus inclinaciones realizaba las tareas que más le gustaban y satisfacían. Esta utopía de Tomás Moro me parece que hoy es perfectamente posible. La tecnología permite abarrotar ganancias que quedan en manos de pocos. La desocupación es el flagelo de nuestros tiempos porque hemos mantenido las jornadas agobiantes y las tareas que las máquinas hacen por nosotros no han servido para aliviar la carga de las personas sino para reemplazarlas agobiándolas.

El mundo que conocemos ha colocado el dinero por encima de los seres humanos. Claro que es necesario, pero no es lo principal. Es necesaria una casa para vivir, pero cuatro paredes no hacen un hogar. Lo humano lo hace el amor.

Como Tomás Moro, pienso en una Utopía que podemos hacer posible. Que las máquinas trabajen por nosotros y que nos permitan a todos vivir, que podamos dividir nuestras jornadas en un tiempo de trabajo necesario para nuestra subsistencia, pero que podamos holgar con nuestros hijos, que aprendamos a contemplar la naturaleza y a maravillarnos con el cielo, que nuestras ventanas se abran al sol, y que no solamente sea la pantalla de una computadora la única mirada que tengamos ante el mundo.

Que la tecnología nos sirva para hacer el mundo más humano pero no para estar las 24 hs., enchufado…


 

Te propongo un test sencillo para saber si tu eres dueño o dueña de la tecnología o es ella la que te domina.


 

1.- Apagas el celular de noche

2.- Te molesta cuando te interrumpen mientras navegas en algo sin importancia en la web

3.- Cuando sales a pasear, correr, caminar o realizar cualquier actividad recreativa, llevas el celular.

4.- En caso de corte de luz, te frustras porque no sabes qué hacer.

5.- Cuando estás con amigos o conversando con alguien, lo interrumpes para ver un mensaje de texto.

6.- Es el televisor un miembro más de la mesa familiar.


 

Si la respuesta a más de dos preguntas es sí te estás deshumanizando y estás haciendo de la tecnología el centro de tu vida.


 

Cordialmente

Rubén