viernes, 23 de enero de 2009

Amor, temor o ira. Tres posturas frente a la realidad.


Partimos de un presupuesto que está justificado en nuestra tesis doctoral: Tres son los sentimientos que pueden anidar en nuestro interior como fundamento ontológico de nuestro ser: El Amor, el temor y la ira.


 

Solamente el amor nos permite realizarnos como personas.


 

El temor nos paraliza. Nos detiene. El temor hace que nos movilicemos protegiéndonos. Nos hace mirar a nuestro alrededor como teniendo enemigos. El temor hace que nos encerremos en nuestro propio mundo. El temor engendró el capitalismo.


 

Max Weber dice que el sistema norteamericano fue engendrado por la religión calvinista que buscaba un signo de la salvación en la posesión del dinero. Los calvinistas tenían un terrible miedo a ser condenados por Dios. Pero aún a estar condenados a la condenación. El signo más importante que encontraron para saberse salvados fue la posesión del dinero. La prosperidad en esta vida nos asegura que somos bendecidos por Dios, y por tanto que somos merecedores del cielo. El miedo terrible a condenarse los hizo ocuparse de los asuntos de esta tierra sin temor a perjudicar a nadie, pues los que no poseían dinero de por sí ya eran condenados y, por tanto, jamás compartirían un destino común, ni en esta ni en la otra vida.


 

El temor, coloca barreras. Nos hemos llenado de rejas, de alarmas, de muros inexpugnables porque tenemos miedo que nos saqueen, que nos roben, que nos quiten la vida.


 

El temor nos hace desconfiados, desagradecidos. Por el temor la única relación que nos permitimos con los demás es la de utilidad y conveniencia.


 

El temor nos paraliza. Nos encierra en nuestra burbuja de cristal y nos hace inexpugnables aunque temblamos a cada instante.


 

Otra actitud diferente es la ira. El temor nos encierra en nosotros mismos. La ira nos hace salir de nosotros hacia los demás pero para competir con ellos. Los demás seres humanos no son hermanos, sino enemigos, contrincantes, competidores.


 

Lo propio de la ira es la lucha. Se pelea para destrozar al otro. El otro ser humano se transforma en un problema que solo se resuelve con su desaparición. La consideración del otro como enemigo ha sido la filosofía dialéctica. Primero en Hegel con el avance del Espíritu a través de la lucha. Luego con Marx, cuya doctrina fue adoptada por la revolución soviética. La ira fue la base de los movimientos fascistas y nacional socialista (nazi) que buscaban la destrucción de los que no pensaban como ellos.


 

Notemos como el temor, base del capitalismo norteamericano, se enfrentó a la ira, base del comunismo soviético durante la guerra fría.


 

Frente a ambas actitudes se encuentra el amor. El amor busca hacerse uno con el otro. Tiene la particularidad que no quiere destruir al otro ni encerrarse del otro, sino que se dirige hacia el otro como a un hermano. Busca su bondad. Esta actitud también la encontramos en grandes líderes de la historia de la humanidad. Desde Cristo hasta Ghandi, Martin Luther King, etc. Ellos buscaron transformar el mundo no considerándolo un enemigo, sino un compañero de camino. Desde esa relación de amistad podemos modificar todo lo que nos hace mal. Porque nos apreciamos, porque no queremos que nadie muera, porque no queremos hacer daño, sino crecer juntos.


 

La palabra Filosofía significa Amor a la Sabiduría, la verdadera filosofía adopta un pensamiento que brota del Amor. Amor hacia toda la realidad que nos rodea, para aceptarla tal como es, sin juzgarla, sin condenarla. Desde la unión profunda con quienes compartimos el mismo don de la vida y del ser, podemos transformarnos y cambiarnos.


 

Reflexión para hoy: ¿Cuál es tu actitud ante la realidad? ¿Qué camino has elegido? ¿Puedes adoptar hoy el camino de la filosofía? Amar la realidad para transformarla.


 

2 comentarios:

  1. cuando hay amor, siempre hay presencia con distancia, nadie absorbe al otro, desde ningún lugar, solo el amor permite el crecimiento pleno y feliz!!! Alejandra

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  2. Alejandra el amor permite unirnos siempre, estemos donde estemos. Los grandes filósofos se enamoraron de alguna realidad que los hizo pensar profundamente. Envíame tus reflexiones para publicarlas.
    Cordialmente.
    Rubén

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